segunda-feira, 21 de julho de 2008

Y cómo no amarlo....



Como me mata ese hombre, como de la manera más sútil controla mis instintos, los eleva y los deja ahí en el aire levitando mientras lo observo con detalle, mientras mis piernas tiemblan, mientras mi pulso se acelera deseándolo, extrañándolo y entibiando mi piel.

Cuán fácil le queda tirar un hilo y acercarme, luego me lanza y mis pies vuelven a caer en la tierra. Mientras tanto disfruto de esa sensación de levitar, esa sensación de amarlo como lo amo, esa sensación de diluir mis pulsiones en lo que observaron mis ojos.